Jesús Jaén Urueña (miembro del MATS).
Desde hace más de dos años la situación de la sanidad pública en la Comunidad de Madrid está empeorando a pasos agigantados. Los motivos son de sobra conocidos: las políticas de los gobiernos del PP durante los últimos 25 años han ido dirigidas a desmantelar los servicios públicos y particularmente, la sanidad. Los efectos demoledores de la pandemia de Covid 19 han recaído sobre las espaldas de miles de profesionales del SERMAS (Servicio Madrileño de Salud). La Atención Primaria ha sido la principal damnificada. Durante estos años se han cerrado servicios de urgencias extrahospitalarias y el número de médicas y médicos o pediatras ha disminuido por jubilaciones, bajas no cubiertas o la falta de reemplazo de nuevos profesionales. Es una situación insoportable que sufren en primera persona las usuarias y usuarios del sistema público de salud y de manera especial en los barrios y pueblos obreros, donde la gente no puede contratar seguros médicos. El centro de salud de Abrantes en Carabanchel ahora mismo no tiene médicas ni pediatras en el turno de tarde.
Esta situación es la que nos ha llevado a salir a las calles. En los barrios y los pueblos como Carabanchel, Latina, Villaverde, Usera, Vallecas, Arganzuela, Getafe, Fuenlabrada, Leganés, etc, etc; se han hecho centenares de concentraciones o manifestaciones. También se han convocado huelgas de las trabajadoras y trabajadores de Atención Primaria y, sobre todo, dos grandes marchas hacia Cibeles, como las del 13 de noviembre y 12 de febrero (que juntaron a centenares de miles de personas), convocadas por un espacio nuevo que se ha ido consolidando a raíz de estas movilizaciones. Este espacio llamado “Vecinas y vecinos de los barrios y pueblos de Madrid”, ha tenido el mérito de reunir a todas aquellas personas que quieren luchar por la sanidad pública independientemente de sus ideas políticas o pertenencia a otros colectivos. Un espacio nuevo que ha sido el mayor catalizador de la movilización social a favor de la sanidad pública.
El siguiente paso que hemos dado, fue la preparación de una Consulta ciudadana que tenía tres objetivos fundamentales. El primero continuar la movilización social pero no con una nueva manifestación, sino de manera más estructural y sostenida. Para ello tomamos los modelos de consultas que se habían realizado en la época del 15 M (la consulta del agua y la de la Marea Blanca en 2013). El segundo objetivo era seguir metiendo más presión al gobierno de Isabel Díaz Ayuso en los meses cercanos a las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo. Y el tercer objetivo era (esto es para nosotras y nosotros lo más importante) crear nuevo tejido social que tanto se ha ido perdiendo durante los últimos años; es decir, fortalecer la organización y las redes de contacto directo ( no solo internet) con la gente. Un trabajo a medio y largo plazo (pico y pala) que en esta época parece estar devaluado, y que, en muchos barrios, está siendo ocupado por las corrientes políticas o religiosas ultra reaccionarias.
Realizada la consulta y con los números en la mano, la asamblea de “Vecinas y vecinos” (celebrada el 26 de abril) hizo un balance muy positivo. Por supuesto, hay matices entre nosotras y nosotros, pero el sentimiento general es que se ha hecho un buen trabajo. La participación ha sido de 322.844 personas. De ellas 281.802 han sido votos presenciales y 41.042 adhesiones a la consulta. Siendo esta participación muy importante (dadas las condiciones políticas y sociales que vivimos en estos momentos), pensamos que lo más significativo ha sido cumplimentar el otro objetivo que teníamos. La creación de un mayor tejido social estructurado, en este caso, en torno a la defensa de la sanidad pública. Nuestros datos son los siguientes: en esta consulta hemos hablado con miles y miles de personas que nos han expresado su situación, sus problemas y sus preocupaciones. Entre estas miles de personas me gustaría destacar la participación de la población inmigrante que, si bien no se movilizó en las manifestaciones, ha ido perdiendo el miedo y se ha ido acercando a las urnas y votando. Otro dato que quiero resaltar es la participación de muchas personas jóvenes en la horquilla de dieciocho a treinta años; es decir, que las generaciones que vienen, están empezando a concienciarse de que necesitamos una sanidad 100x100 pública.
La parte más significativa de este nuevo tejido social es la organización de las voluntarias y voluntarios que se han encargado de hacer la campaña de difusión, han estado a pie de urna durante siete días y han dedicado horas de su tiempo libre. Calculamos que han sido unas 10.000 personas (los datos aún no están cerrados). Este activismo son los que se han encargado de mantener unos 1.700 puntos de votación en 58 distritos de la Comunidad. Muchas de estas mesas de votación estaban colocadas en la puerta de los centros de salud y hospitales, en la salida de las estaciones de metro, en la puerta de los mercados, etc. Es evidente que no hemos llegado a cada rincón de cada pueblo o barrio, pero la Asamblea de “Vecinas y vecinos” se sentía orgullosa de haber podido realizar algo que, otras organizaciones con estructuras -en teoría- consolidadas , ni se lo han planteado.
Hubo un debate lógico entre nosotras y nosotros sobre la comparación de la consulta de la sanidad en 2013 y ésta. En aquella conseguimos que 943.000 personas participaran. Pero en mi opinión, esta comparación no es muy adecuada. El contexto político y social que vivimos era distinto. Estábamos en medio de la larga onda del 15M e inmersos en las grandes Mareas (la Marea Blanca estaba en plena ebullición). La implicación del personal sanitario en aquella ocasión fue mucho mayor, así como del conjunto de las organizaciones sindicales, vecinales y políticas. En mi opinión, el mérito de esta consulta es que ha sido organizada por activistas que se han ido autoorganizando a través de sus barrios y pueblos, en un nuevo espacio unitario que ha sido “Vecinas y vecinos”. No hemos tenido ningún apoyo público ni institucional y hemos puesto en práctica un ejercicio de democracia participativa.
Las dos grandes conclusiones que creo se deben extraer de esta experiencia son: en primer lugar, pienso que la defensa de la sanidad pública es un derecho que ha calado profundamente en todas las capas sociales, en varias generaciones y en una mayoría de la ciudadanía. La sanidad pública une, muy particularmente a los de abajo pero también tiene un enorme potencial sobre otros sectores sociales. Hay una gran mayoría social que siente que es un derecho básico que no debemos perder. Ha sido realmente emocionante ver en las mesas a voluntarias y voluntarios de cualquier edad y a personas de cualquier nacionalidad participando como activistas o votantes.
La segunda conclusión es la capacidad que podemos tener el activismo organizándonos, sin esperar a que nos den el visto bueno las organizaciones tradicionales. Ya lo vimos en las manifestaciones de noviembre y febrero, y lo hemos vuelto a ver otra vez en la consulta ciudadana. Confiar en nuestras propias fuerzas porque hemos sido capaces de organizar ese evento, pese a los intentos de boicot de los ayuntamientos como el que preside Almeida (obstaculizando los permisos administrativos y poniendo multas a algunas voluntarias de las mesas).
¿Cómo vamos a continuar? Esa es la gran pregunta. A medio y largo plazo creo que los resultados del 28 de mayo pueden marcar diferentes perspectivas. Es complicado especular. La filosofía de trabajo que nos ha guiado todos estos años, y que algunas personas mantenemos, es bastante sencilla. La defensa de la sanidad pública, universal y de calidad está por encima de siglas y banderas. Bienvenidas las organizaciones o partidos que defienden programáticamente ese modelo. Sabemos que no es el caso de PP ni VOX. Pase lo que pase en las elecciones, creo que seguirá siendo imprescindible luchar y mantener la autoorganización.
Uno de los lemas más repetidos en la lucha por la sanidad pública en Madrid, desde los tiempos del 15M, pasando por la Marea Blanca o las huelgas que hemos venido haciendo el personal sanitario y no sanitario es “Gobierne quien gobierne la sanidad se defiende”. Lo sabemos por experiencia propia en Madrid y en otras comunidades.
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