domingo, 10 de julio de 2022

Cumbre de la OTAN: engañosa y peligrosa




La Cumbre de la OTAN 2022 en Madrid, pese a una escenificación y una retórica grandilocuentes de "solidaridad" con Ucrania, ha relegado al sótano las tareas de esa solidaridad y ha centrado sus esfuerzos en un giro estratégico que inaugura una tercera etapa en la vida de la OTAN, la más peligrosa, reaccionaria y belicista. Pese a la guerra y las amenazas de Putin en torno al uso de armas nucleares, los gobernantes de Estados Unidos, hegemónicos en la OTAN, y sus principales aliados han considerado que su prioridad geoestratégica no es contener el militarismo de Putin sino la competencia económica y geoestratégica con China

Luis M. Sáenz

Cumbre de la OTAN: engañosa y peligrosa

"La guerra y la invasión imperial de Rusia contra Ucrania es el acontecimiento geopolítico más importante desde el colapso de la Unión Soviética" (Ashley Smith)

"Si se pierde el matiz, se pierde el concepto"(Manuel Sacristán)

Por primera vez desde la crisis de los misiles de 1962 cunde un temor verosímil a una guerra nuclear. No es un ataque de pánico social: "La posibilidad de guerra nuclear es la mayor que haya habido desde hace muchas décadas" (Campaña por el Desarme Nuclear , CND Reino Unido). Es un temor a la guerra de Putin contra Ucrania, a su extensión y al proyecto de construir un "mundo ruso" artificial más allá de las fronteras de Rusia. Esto, combinado con grandes crisis estructurales, la ambiental y energética, la migratoria, la económica y social, el ascenso ultrareaccionario...

Como la CND, "condenamos la agresión militar rusa contra Ucrania. No hay justificación para esta guerra, los bombardeos deben cesar de inmediato". No es una guerra entre Rusia y OTAN, como pretenden algunos, es un ataque de Rusia contra Ucrania y es un acontecimiento universal por sus consecuencias.

La Cumbre de la OTAN 2022 se hace en Madrid en ese contexto. La OTAN es un alianza militar hegemonizada por EEUU que, como todos los estados e instituciones políticas, económicas o militares inter-estatales, no representa los intereses sociales de la gente común sino los de élites económicas y políticas. Es una herramienta militar de la competencia geoestratégica. Dicha competencia geoestratégica se presentó desde el final de la II Guerra Mundial hasta la descomposición de la URSS como competencia sistémica entre capitalismo y sistema burocrático totalitario. En el siglo XXI la competencia geoestratégica es inter-capitalista, como a comienzos del siglo XX.

La Cumbre 2022 de la OTAN: expectativas y resultados

Los "intereses del Capital" no son monolíticos y sin fisuras. La competencia inter-capitalista es un rasgo esencial del capitalismo; la utilización de estructuras estatales para esa competencia, otro. Determinadas franjas de las élites económicas y políticas pueden tener algunos intereses diferentes a otras franjas o "equivocarse" al decidir. En ciertas circunstancias, para los intereses sociales puede no ser indiferente qué vías se impongan "por arriba", siempre y cuando se preserve la autonomía de los movimientos socialistas, pacifistas, democráticos-libertarios, feministas o ecologistas y no se supediten a ningún sector de las élites dominantes.

Pedir a la OTAN o a la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva que lideren el desarme mundial, al Capital que promueva una justa redistribución social de la riqueza y el control obrero o al Estado que sea libertario es una estupidez. Pero sí es necesario entender cuáles son los caminos posibles para las élites y por qué se imponen unos u otros. Por ello, ante el curso elegido por la OTAN en la Cumbre de Madrid es imprescindible evaluar en qué consiste, en qué difiere de otros rumbos posibles compatibles con su naturaleza y por qué se ha tomado ese rumbo y no otro.

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La Cumbre, en la Declaración de Madrid y el informe NATO 2022 STRATEGIC CONCEPT, pese a una escenificación y una retórica grandilocuentes de "solidaridad" con Ucrania, ha relegado al sótano las tareas de esa solidaridad y ha centrado sus esfuerzos en un giro estratégico que inaugura una tercera etapa en la vida de la OTAN, la más peligrosa, reaccionaria y belicista. Pese a la guerra y las amenazas de Putin en torno al uso de armas nucleares, los gobernantes de Estados Unidos, hegemónicos en la OTAN, y sus principales aliados han considerado que su prioridad geoestratégica no es contener el militarismo de Putin sino la competencia económica y geoestratégica con China.

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Así lo ha decidido la OTAN en Madrid, sin hacer caso a la verosímil advertencia de Zelenski: "O proveen de armamento a Ucrania ahora, o verán una guerra retardada de Rusia contra ustedes".

En lo que sigue, daré unos pincelazos sobre dos etapas previas de la OTAN, 1949-1991, 1991-2022 (2) y mis primeras impresiones sobre el Concepto estratégico 2022 enfoque 360º adoptado en la Cumbre.

OTAN 1949-1991 (de la posguerra al derrumbe de la URSS)

En marzo 1948 -tras el golpe de Estado de la URSS en Checoslovaquia- Francia, Reino Unido, Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo crean la alianza militar Unión Europea Occidental y proponen a EEUU una alianza más amplia. Washington fue reticente, pero, quizá a la vista del bloqueo de Berlín por la URSS, acepta. En 1949 se firma el Tratado del Atlántico Norte, o Carta de la OTAN, cuya piedra angular era la ayuda mutua en caso de ataque armado contra un Estado miembro (artículo 5) en los territorios definidos en el artículo 6. El objetivo obvio, pero no explícito, era poner un cortafuegos a la expansión "soviética" en Europa. A los miembros europeos la OTAN les daba cobertura frente a ese riesgo. Para EEUU consolidaba su influencia geoestratégica en un mundo que tendía a ser bipolar.
La OTAN no nace como la faceta "seguridad y defensa" de una alianza sociopolítica demoliberal-capitalista entre EEUU, Canadá y países de Europa Occidental. La OTAN, de la que fue miembro fundador el Portugal salazarista, se crea como alianza militar, sin apelar, aunque fuera formalmente, a valores comunes, salvo una cínica referencia a la democracia en el preámbulo. El requisito no escrito era ser "anticomunista". Previamente, Reino Unido, la derecha griega y ex colaboracionistas pronazis habían librado una guerra despiadada contra la resistencia partisana griega (ELAS), la más potente que encontraron los nazis junto a la yugoslava.

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A lo largo de 1949-1991 el artículo 5 funcionó de la mejor manera posible... porque no hubo que usarlo. No hubo ninguna intervención militar defensiva u ofensiva de la OTAN ni hubo ataques de la URSS contra miembros de la OTAN. Eso no significa que EEUU, sus aliados en la OTAN, Rusia o China mantuvieran un rumbo no belicista, pues participaron en muchas e importantes guerras... libradas en otros territorios. En el territorio del "Pacto de Varsovia" sí se produjeron invasiones, pero fue la propia URSS la que invadió Hungría (1956) y Checoslovaquia (1968).

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OTAN 1991-2022: de la caída de la URSS a la guerra de Ucrania

La descomposición de la URSS y del "pacto de Varsovia" rompió el "orden geoestratégico". En la Cumbre de Roma la OTAN lo constata y lanza el Concepto estratégico 1991. Afirma que "La monolítica, masiva y potencialmente inmediata amenaza que fue la principal preocupación de la Alianza en sus primeros 40 años ha desaparecido". Europa habría entrado en una "prometedora era". La Guerra Fría, "superada". Se citaban avances en control de armas y reducción de armas nucleares. Era un buen momento para disolver la OTAN y relanzar y reformar la ONU. Pero el plan fue "si hemos ganado, hay que aprovecharlo". ¡Hay otros peligros!, dice la OTAN: "los riesgos presentes para la seguridad de los estados Aliados son de naturaleza multifacética y multidireccional, lo que dificulta predecirlos y evaluarlos".

La prioridad ya no es contener a un enemigo muy poderoso militarmente. La OTAN elige ser herramienta auxiliar "policial-militar" activa al servicio de la gobernanza sesgada de un mundo en el que la hegemonía "occidental" convivía con desequilibrios, conflictos regionales, sujetos "no estatales" peligrosos o vistos como tales, estados "canallas"... EEUU protagoniza muchas acciones en solitario o con coaliciones internacionales al efecto y, habitualmente, la OTAN se encarga de misiones que generen menos repulsa pública o cuenten con aval, más o menos forzado, de la ONU.
La primera intervención de combate activo de la OTAN se produjo en febrero 1994 (incidente de Banja Luka), durante la operación de exclusión aérea sobre Bosnia Herzegovina decretada por la ONU.
Llegaron otras misiones (1). Solo una se basó en el artículo 5, invocado por EEUU tras el 11S2001: la OTAN asumió garantizar el tránsito por una ruta comercial del Mediterráneo. La Estrategia 1991 ya no giraba en torno al artículo 5. Su horizonte eran acciones de "gendarmería" global más o menos autorizadas o no desautorizadas por la ONU, o a petición de un "Estado soberano" no-OTAN.

La evaluación de estas intervenciones excede el contenido de este artículo. Sus intenciones se encuadraban en un proyecto de hegemonía geoestratégica unilateral en el marco del capitalismo global, pero sus consecuencias requieren análisis singularizado.

No eludiré decir que algunas de las consecuencias de las intervenciones OTAN en los Balcanes y Afganistán fueron parcialmente positivas para las principales víctimas del régimen feminicida talibán y del régimen genocida de Milosevic, aunque a más coste del necesario por ser acciones tardías, guiadas por intereses propios y poco cuidadosas en cuanto a daños a la población civil. También reconozco efectos positivos a la invasión vietnamita 1978-1979 en Camboya, dado el horror permanente de los "Jemeres rojos", o a la participación militar de EEUU en territorio europeo durante la segunda guerra mundial. Los ejércitos extranjeros "napoleónicos" no son solución apropiada para resolver los problemas de un país, aunque sufra una dictadura, pero la "soberanía nacional" no es un "derecho absoluto"; las vidas y la dignidad humana están por delante. Ocasionalmente, en circunstancias de terror masivo o genocidio, una intervención externa mal intencionada puede tener consecuencias beneficiosas, habitualmente mezcladas con abusos y excesos que deben ser denunciados sin contemplaciones.

En esta fase ingresaron en la OTAN bastantes estados del Este de Europa, dudosos de la desaparición de la "amenaza rusa". Se puede decir que la OTAN debería haberse disuelto, pero afirmar que esos ingresos eran una provocación a Rusia y que esta debía poder vetar ingresos en la OTAN es insensato. Esta segunda etapa se cierra con la invasión de Ucrania por Putin.

El Concepto estratégico 2022 enfoque 360º

La Cumbre de Madrid confirma el inicio de una tercera etapa de la OTAN muy inquietante, pues es la estrategia más reaccionaria y agresiva de la OTAN en toda su historia. Implica mayor dependencia hacia EEUU por parte de una Europa de nuevo amenazada por el expansionismo ruso.

Esa dependencia es aún más peligrosa por el riesgo verosímil de que dentro de no demasiado tiempo al frente de EEUU esté Trump si gana la "segunda guerra de Secesión" que ha iniciado, lo que llevaría a una situación geoestratégica aún peor.

¿Qué tiene de nuevo el concepto estratégico 2022? Desarrolla algunas tendencias ya presentes en la Declaración de la Cumbre de Bruselas de 2021, pero el cambio es cualitativo, y no por que preste demasiada atención efectiva a la "amenaza rusa", que no lo hace.

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La esencia del Concepto estratégico 2022 enfoque 360º es que las consideraciones sobre defensa y seguridad de los estados miembro se subordinan a la instrumentalización de la OTAN como herramienta auxiliar de intervención sobre las condiciones globales de la competencia inter-capitalista, especialmente entre EEUU y China.

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1. La Cumbre constata el retorno de superpotencias rivales (China y Rusia) y expande sus "tareas" de gendarme mundial, funcional y territorialmente. En cierta forma, fusiona la confrontación entre superpotencias (fase 1 de la OTAN) y las funciones de gendarme del capitalismo global (fase 2).

2. La Cumbre de Madrid identifica expresamente enemigos: Rusia y China. No lo hacía la Carta fundacional de la OTAN pese a ser evidente que respondía a la tensión con la URSS. Tampoco lo hacía la Estrategia 1991, cuyas referencias a la agonizante URSS tenían tono cooperativo y relativamente amigable, mientras que China no era nombrada.

3. La OTAN 2022 declara que "La Federación rusa es la amenaza más significativa y directa a la seguridad de los Aliados y a la paz y estabilidad del área Euro-Atlántica", pero eso contrasta con la ausencia de proyecto de acción para apoyar a Ucrania en su resistencia.

"... hemos decidido un paquete de apoyo reforzado. Acelerará la entrega de equipos defensivos no letales, mejorará las ciberdefensas y la capacidad de resilencia de Ucrania y apoyará la modernización de su Defensa durante la transición a largo plazo hacia una mayor inter-operatividad. A largo plazo, ayudaremos a Ucrania y apoyaremos los esfuerzos en la posguerra hacia la reconstrucción y las reformas necesarias".
Promesas en diferido y una burla: la promesa de equipos no letales. Es duro decirlo, pero más duro es dejar que Ucrania sea masacrada por una "paz" putiniana: Ucrania necesita hoy armas letales.
El "racionamiento" y escalonamiento de la entrega de armas hecha por los principales estados miembros de la OTAN y el citado seudocompromiso apunta al riesgo de un paulatino abandono y futuras presiones si los gobiernos estiman que el coste económico de las sanciones a Rusia es demasiado elevado.

No nos corresponde aconsejar a Ucrania que resista o que se rinda, pero mientras resista es una obligación ética prestar apoyo sin condicionar su decisión mientras no derive en desmesura.

4. También es relevante en la nueva naturaleza de la OTAN 2022 la actitud ante China, a la que el documento estratégico se refiere en sus apartados 13, 14, 18 y 43. La Declaración de Madrid solo cita una vez a la "República Popular China", pero en la frase que mejor refleja la nueva estrategia: "Nos enfrentamos a la competencia sistémica de aquellos, incluida la República Popular China, que desafían nuestros intereses, nuestra seguridad y nuestros valores y buscan socavar el orden internacional basado en reglas".

Esta singularización en China contrasta con que la Estrategia 2022, supuestamente "de seguridad y defensa", ignore la situación en Hong Kong y Taiwán. Marcar desde una alianza militar a China como "competidor que desafía nuestros intereses" no ayudará a quienes padecen el "capitalismo salvaje comunista" ni ayudará a neutralizar a China en relación a la guerra de Putin contra Ucrania. De hecho, ha empujado a China hacia Rusia, inferior a China en el ámbito económico, pero superior en el ámbito militar.


5. "Nos enfrentamos a la competencia sistémica de aquellos (...) que desafían nuestros intereses". "Nos" es una alianza militar supuestamente defensiva, pero la competencia de que se habla es la competencia económica y por la hegemonía geoestratégica en un mundo multipolar.

La nueva estrategia consiste en que la OTAN se convierta abiertamente en herramienta al servicio de una de las partes predominantes en la competencia inter-capitalista global, que tiene varios frentes pero es especialmente intensa y relevante entre EEUU y China. Los miembros europeos son arrastrados a aceptarlo dada la actualizada amenaza de confrontación con Rusia.

Desde valores socialistas, democráticos, libertarios o pacifistas, esto debe ser rechazado. En esa competencia económica y geoestratégica no tomamos parte. Estamos con quienes padecen el capitalismo o las dictaduras, tiranías, feminicidios o genocidios en cualquier su variante, sin ignorar cuál puede ser más peligrosa en cada momento pero sin excusar a ninguna.

6. La Estrategia 2022 define el enfoque 360º: "Lo haremos de acuerdo con nuestro enfoque 360º, en los ámbitos terrestre, aéreo, marítimo, cibernético y espacial, y contra todas las amenazas y desafíos"; "Emplearemos herramientas militares y no militares de manera proporcionada, coherente e integrada para responder a las amenazas a nuestra seguridad en el modo, momento y ámbito que escojamos". Esto es, el enfoque 360º propone cancelar los límites funcionales y territoriales definidos en la Carta de la ONU.


Una alianza militar que proclama la potestad de usar herramientas militares contra cualquier tipo de amenaza o desafío en cualquier momento o lugar es una amenaza contra la humanidad, con independencia de que, en tal o cual momento y lugar, tal o cual de las consecuencias de alguna de sus acciones puedan ser positivas o males menores, y de que en situaciones de alto riesgo pueda ser legítimo pedir o aceptar apoyo o protección de la OTAN (o de China, si Nigeria lo pidiera contra Boko Haram).

7. Una de las derivaciones del enfoque 360º es la inclusión de las migraciones en el ámbito de acción de la OTAN. Las migraciones deben tratarse socialmente, no militarmente. No hay razones para oponerse al uso de un barco militar para operaciones de salvamento en alta mar, pero lo que estamos viendo en Europa apunta a otro tipo de "cooperación" militar respecto a los movimientos migratorios. Es muy de temer que la nueva estrategia 360º y sin límites de la OTAN favorezca prácticas represivas respecto a la inmigración, más en línea con la "subcontratación" de Turquía o Marruecos o Libia para la "gestión" de las migraciones, o con la "colaboración "hispanomarroquí" que dio lugar a la masacre criminal en Barrio Chino, ante la frontera melillense, o con el abandono del pueblo saharaui en base a un pacto oportunista con Marruecos que le ha estallado en la cara al Gobierno al abrir una crisis con Argelia.

La OTAN, en tanto que alianza militar, debería ser ajena a la gestión de las migraciones, al margen de la potestad de cada gobierno o institución internacional (ONU, UE) para utilizar al ejército o medios materiales militares para usos civiles realmente humanitarios. No se trata de defender una gestión estatal "soberana"; los flujos migratorios, como la acción contra el cambio climático, no pueden ser gestionados por estados aislados. La UE debería tener una política común al respecto, democrática, acogedora y activa sobre las causas. La OTAN es una alianza militar que no puede hacer una gestión social de las migraciones.

8. La Cumbre avala el ingreso de Suecia y Finlandia en la OTAN, lo que no es criticable en sí. Su estatus "neutral" era un rasgo positivo y su presencia en la UE daba aire a la difícil autonomía de esta respecto a la OTAN. La invasión de Ucrania por Putin ha confirmado que no ser miembro de la OTAN no disuade a Rusia de ataques sino que los incita y ha modificado esa situación. El que Suecia y Finlandia hayan optado por ingresar en la OTAN en ausencia de otro recurso protector no es condenable, y menos desde España. Lo injustificable es el acuerdo alcanzado con Turquía que subordina la política de acogida y refugio a los caprichos de un régimen genocida, feminicida y creador de leyes protectoras de los violadores. La responsabilidad de ese acuerdo la comparten los gobiernos de Suecia y Finlandia, con, sobre todo, la propia OTAN, ya que Suecia y Finlandia sienten el aliento de Putin en su cogote. La suspensión de la membresía de Turquía en la OTAN puede ser complicada (el Tratado no contempla esa posibilidad) y resultaría difícil recurrir al artículo 60.2 de la Convención de Viena sobre el derecho de los tratados, pero es evidente que la OTAN ha propiciado el acuerdo sin enfrentarse a Erdogán.

Ese chantaje ha ido dirigido directamente contra el activismo social y democrático kurdo, en particular, contra el PKK y su entorno, que fueron la base principal de la lucha contra ISIS, por lo que la humanidad está en deuda. Este chantaje se ve avalado por el hecho de que la UE mantenga al PKK en su lista de organizaciones "terroristas". El énfasis que la Estrategia 2022 hace en considerar la lucha contra el terrorismo una de las funciones de la OTAN es otro motivo más de grave preocupación.

9. La Estrategia 2022 promueve un aumento generalizado de los gastos militares de sus estados miembro, en un mundo que afronta una grave crisis económica, en el que la pobreza crece y en el que los medios puestos para frenar y empezar a revertir, dentro de lo posible, la crisis climática, son marcadamente insuficientes. En las actuales condiciones apostar por el desarme unilateral en Europa no es opción, pero la estrategia que pide más inversión militar no lo hace para afrontar el desafío Putin. La Cumbre de Madrid no ha sido generosa con Ucrania y no puede parapetarse en su sufrimiento para colar el aumento de un gasto militar dedicado a otras cosas. Europa debe hacer un esfuerzo de apoyo a Ucrania en lo militar y para reforzar la protección a los vecinos de Rusia más amenazados, pero eso debería financiarse con una redistribución de los gastos militares -habitualmente parasitarios- o, de no ser posible, a través de créditos extraordinarios, de coyuntura, finalistas en su uso hasta el último céntimo y excepcionales.

10. En España debemos prestar atención al empeño mostrado por el Gobierno en presentar la Cumbre como un éxito, no solo como anfitrión sino también en cuanto a la inclusión la Estrategia 2022 de la actuación en el "flanco sur", África en particular. Es altamente dudoso de que España esté amenazada militarmente desde Marruecos u otros países en ese "flanco"; las consecuencias en España de los problemas sociales y políticos de la zona no se pueden encarar militarmente. La Estrategia 2022 aborda ese "flanco" solo para reincidir en el antagonismo con los "competidores estratégicos":

"Los conflictos, la fragilidad y la inestabilidad en África y Oriente Medio afectan directamente a nuestra seguridad y a la de nuestros socios. El flanco sur de la OTAN, particularmente las regiones de Medio Oriente, África del Norte y el Sahel, enfrentan desafíos interconectados de seguridad, demográficos, económicos y políticos. Estos se agravan por el impacto del cambio climático, por la fragilidad institucional, por las emergencias sanitarias y por la inseguridad alimentaria. Esta situación proporciona un terreno fértil para la proliferación de grupos armados no estatales, incluyendo organizaciones terroristas. También facilita la desestabilización y la interferencia coercitiva de competidores estratégicos"

Algunas conclusiones

El desafío social, desde abajo, al capitalismo, al patriarcado y al militarismo no puede ser solo teórico y sustentado en tesis académicas o nostalgias dogmáticas. Requiere auto-organización social, aprendizaje colectivo y acción en torno a objetivos verosímiles capaces de conectar con amplios sectores de la población, para lo que hay que prestar atención a los clamores y temores que surgen de la sociedad.


1. Mientras el mundo se articule en torno a sistemas de dominación jerárquica como el capitalismo, el patriarcado o los estados, habrá guerras. Sin embargo, la acción contra la guerra, por el desarme y el contra militarismo puede obtener logros parciales, es educativa y es una de las formas de preparar la abolición futura de esos sistemas. En las actuales condiciones las peticiones de desarme unilateral son indecentes si se dirigen a las partes agredidas y no son verosímiles si se dirigen a las partes agresoras. El hilo del que tirar en estos momentos para dar vida al horizonte del desarme multilateral es la recuperación de un movimiento por el desarme nuclear, que puede conectar con los temores de gran parte de la población. Su efecto dependerá en gran medida de su extensión a los estados nuclearizados.

2. Hay que promover, pese a las dificultades, la solidaridad plena con la resistencia de la sociedad ucraniana contra la invasión rusa. Eso incluye la exigencia de envío de armas a Ucrania, hecha al gobierno español y a la UE. Hay que contrarrestar la propaganda de quienes quieren bloquear el apoyo a Ucrania y hay que denunciar cualquier tipo de ilusiones en los regímenes capitalistas dictatoriales vigentes en Rusia y China, formas políticas ultrareaccionarias del capitalismo. Esta emergencia, muy presente en Europa, no debe mermarla solidaridad global con otras personas y poblaciones que sufren violencia, opresión y abusos.

3. Hay que oponerse, en general y a partir de sus manifestaciones tácticas, al Concepto Estratégico 360º OTAN 2022, por ser una estrategia reaccionaria y agresiva para una alianza militar que nació con objetivo hegemonista pero defensivo en un espacio territorial dado y que ha ido mutando hacia instrumento militar de la competencia entre las principales potencias capitalistas en el marco del capitalismo global.

a) La Cumbre de Madrid NO ha impulsado el apoyo a Ucrania ni acordado medidas precisas para eso, pues establece otras prioridades.

b) La Cumbre de Madrid ha cancelado de hecho las limitaciones funcionales y territoriales establecidas en el Tratado de la OTAN.

c) La Cumbre de Madrid empuja a los estados miembro hacia el aumento del gasto militar como horizonte estratégico, desvinculado de las necesidades extraordinarias que deriven de un apoyo decidido a Ucrania y de medidas protectoras para otros países amenazados por Putin.

d) La Cumbre de Madrid abre la puerta a la gestión militarizada de las migraciones, de lo que solo puede derivar más violencia, más sufrimiento y más muertes.

4. La Cumbre reforzó la hegemonía EEUU en la OTAN e insinúa una difuminación de las fronteras entre la OTAN y UE. Es preciso oponerse a ello, empujando para la democratización y federalización de la UE con más marcada identidad sociopolítica, más europea y menos inter-gubernamental. La actual UE intergubernamental corre riesgos de desangrarse. Que nadie espere que la descomposición de la UE genere dinámicas anticapitalistas y democráticas, pues la regresión nacionalista provocaría cataclismos sociales y políticos de signo reaccionario, "trumpianos/putinianos" por decirlo de alguna manera.

5. En ese contexto, está pendiente un enfoque diferente sobre el sistema de seguridad y defensa UEropeo. La amenaza bélica que pesa sobre Europa hace muy difícil compaginar los tres criterios a tener en cuenta: a) la aspiración al desarme y el rechazo a una creciente militarización estratégica; b) la construcción de una autonomía UEropea respecto a EEUU y a la OTAN en el ámbito defensivo; c) la posibilidad de mantener y aumentar el apoyo a Ucrania y la necesidad de que los demás países objeto de la ambición expansionista de Putin no queden desprotegidos. Tomar en cuenta solo uno de esos criterios llevará a malas soluciones. No obstante, el peso de cada uno de ellos en las decisiones a tomar puede cambiar en base a la situación; por ejemplo, coyunturalmente creo que tiene prioridad la opción (c), pero no absoluta, mientras que como horizonte guía la tiene la opción (a). Sin embargo, difícilmente los movimientos sociales de base, en el estado en que se encuentran, podremos influir decisivamente en este tipo de asuntos a corto plazo. Preocuparse demasiado por lo que "los gobiernos deberían hacer" si es imposible que lo hagan o si se carece de fuerza social para influir en ello puede alejar de la realidad a los movimientos sociales.

6. Las consecuencias de la invasión de Ucrania han sido agravadas por su confluencia con graves crisis estructurales o coyunturales, que a su vez se tensan más a consecuencia de la guerra. La limitación del pensamiento geoestratégico es precisamente ser un pensamiento en base a los "estados" e instituciones similares, que deja fuera de su campo de visión la vida real de la inmensa mayoría de la población.
Estamos ante una crisis global que a su vez contiene diversas crisis con vidas propias pero interrelacionadas, como han situado bien Carmen San José y Jesús Jaén en un artículo reciente.

La solidaridad con Ucrania es asunto prioritario, pero no podemos perdernos en el fragor de la discusión con unos u otros, porque otras crisis, en su expresión en las vidas de las gentes, no pueden esperar.
La cuestión hoy es ¿qué hacer?, no ¿a quién votar?, cuando lleguen elecciones ya optaremos por lo que consideremos el "mal menor", dicho esto con el deseo que haya un "mal menor" al que votar que tenga algo más que ver con los problemas de las personas y menos con la retórica, los gestos aparatosos, la nostalgia de ciertos pasados, etc.

Estar en "campaña" retórica permanente "contra la derecha" sirve de tan poco como sacar de los baúles viejas consignas que solo convencen a quien ya está convencido. Lo que sirve es fomentar, con tenacidad y paciencia, la auto-organización social desde abajo, tejer solidaridad. Concentrar esfuerzos en objetivos viables y entendibles. No necesitamos manifestaciones contra el PP o contra el PSOE, necesitamos manifestaciones en Madrid por la recuperación de la atención primaria y los SUAP a las que asistan votantes del PP, manifestaciones por un Ingreso Mínimo Vital digno -y no ese monstruo humillante y excluyente que han hecho- a las que asistan votantes del PSOE y UP, movilizaciones por la recuperación de los trenes nocturnos de largo recorrido y por trenes que paren en todos los pueblos con estación, movilizaciones por el transporte público gratuito, necesitamos personas que, voten lo que voten, vayan a movilizaciones contra la guerra de Putin contra Ucrania y a movilizaciones por la libertad de los presos políticos cubanos. La actitud ante esas luchas sociales y ante esas demandas elementales serán la "prueba del algodón" de las corrientes políticas, no sus rifirrafes.

Hay otra cosa que hacer, con más paciencia aún. Debemos esforzarnos en un aprendizaje colectivo sobre el significado del capitalismo y el patriarcado, en saber cómo funcionan y qué implican, yendo más allá de la maldad subjetiva de quienes se benefician de ello, sin dejar de combatirles. El radicalismo de un falso anticapitalismo que se empeña en que las crisis y los males que sufre la población trabajadora son solamente estafas, y no resultado de lo qué el capitalismo es, o el falso radicalismo de propuestas supuestamente milagrosas para curar los males sociales pero inviables bajo el capitalismo o incluso dañinas de aplicarse en él, es un callejón sin salida, una máquina de crear ilusiones en el estado-nación o en los "cambios por arriba". Por tanto, tenemos que compartir lo que sabemos y aprender de lo que saben otras personas, adaptarlo a nuestros tiempos, traducirlo en términos comprensibles, sin lenguajes académicos, para entender que hay males que no pueden curarse sin salir de la desmesura capitalista y acumuladora y que no saldremos de ella, al menos para ir a algo mejor, sin la cooperación consciente de millones de personas.

Menos consignas, menos programas electorales, más identificación con el sufrimiento social, más auto-organización, menos ilusiones en cambios desde arriba y más aprendizaje colectivo y pedagogía social. Y menos textos tan largos y pesados como este, que solo pretende compartir con una parte del activismo social una visión no maniquea de los desgarros causados por la guerra de Putin y de los que podría causar la "nueva OTAN" en lo que sí será su responsabilidad.


Notas 1. Suele haber cierta confusión entre intervenciones de la OTAN e intervenciones de sus estados miembros. 

La invasión de Irak en 2003 la hizo la coalición internacional (Bush, Blair, Aznar), no la OTAN, pues Francia y Alemania se opusieron; la OTAN, a partir de 2004, se implicó en una misión de formación de las fuerzas de seguridad del nuevo régimen iraquí.

 El derrocamiento talibán en Afganistán 2001 lo hizo EEUU con una coalición internacional y con la Alianza del Norte, no la OTAN; en diciembre 2001 el Consejo de Seguridad de la ONU, Resolución 1386, autorizó el establecimiento de una Fuerza internacional de asistencia para la seguridad (ISAF), de la que la OTAN se haría cargo desde 2003.







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